martes, 19 de junio de 2018

El Parque Metropolitano del Alamillo, declarado Jardín de Excelencia Ecológica tras conseguir la certificación CAAE



El título reconoce el cumplimiento de la Norma de Jardinería y Espacios Ecológicos V1.0 y estará vigente durante un año

El Servicio de Certificación CAAE, entidad especializada en producción ecológica que más hectáreas certifica en Europa, ha otorgado al Parque Metropolitano del Alamillo el título de Jardín de Excelencia Ecológica, tras haber superado los controles establecidos por las normas reguladoras, durante la visita realizada por los verificadores el pasado 5 de marzo de 2018.

La certificación la ha recibido el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, de manos de Álvaro Barrera, presidente de Ecovalia, la entidad que realiza los controles previos al otorgamiento de este reconocimiento. En su intervención ante la plantilla laboral del Parque del Alamillo, el consejero ha destacado que “siendo éste un parque público, tenemos que dar ejemplo para que la sociedad entienda que cambiando pautas, es posible preservar y mejorar el medio ambiente”.

 “La única manera de influir en las conductas de los demás es con el ejemplo”, ha insistido López, quien ha elogiado la labor que desarrolla la plantilla del Alamillo, cuyo trabajo es la mejor manera de que la sociedad entienda que es posible avanzar sin contaminar.
           
El certificado reconoce el cumplimiento de la Norma de Jardinería y Espacios Ecológicos V1.0. y declara que el Parque del Alamillo, cuya gestión es responsabilidad de la Consejería de Fomento y Vivienda a través de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), cumple con los requisitos exigidos y se ha sometido a las actividades de inspección y control documental establecidas en el procedimiento de certificación. El reconocimiento estará en vigor durante un año, hasta marzo de 2019, cuando deberá renovarse tras la correspondiente visita de control.

El Parque del Alamillo ocupa una superficie de 120 hectáreas en la zona norte de la Isla de la Cartuja, en la linde de los términos de Sevilla y Santiponce. El recinto fue inaugurado el 12 de octubre de 1993 y desde entonces, es el principal referente para el ocio y el deporte al aire libre para centenares de familias y decenas de asociaciones y entidades ciudadanas de Sevilla y su área metropolitana, que encuentran en este parque el lugar ideal para sus actividades de tiempo libre.

La gestión del parque está a cargo de un equipo humano compuesto por técnicos medioambientales, administrativos y personal de jardinería, cuyo centro de trabajo es el Cortijo del Alamillo, sede de las oficinas y el resto de dependencias necesarias para el mantenimiento de esta gran superficie natural y forestal.

El Alamillo tiene en su singular biodiversidad florística y faunística una de sus principales características, que le aportan riqueza y valor frente a otros parques similares o parecidos. A ello contribuyen la apuesta por la protección de las especies autóctonas, la gestión de los residuos, el fomento de la agricultura ecológica y la contribución a la educación medioambiental, todo ello complementado con actividades que contribuyen a transmitir a la ciudadanía los valores ambientales, mediante estrategias de educación y sensibilización.
    
En el parque se considera un logro importante que los ecosistemas de vegetación hayan sido colonizados por gran cantidad de especies, que convierten este espacio en un lugar privilegiado para el refugio, la cría y alimentación de numerosas especies. Aproximadamente 120 especies de aves, a las que se suman reptiles, mamíferos, peces y anfibios, constituyen una gran riqueza faunística.

El uso de productos químicos está casi vetado en el parque, siendo meramente puntual cuando las circunstancias obligan a ello. Las zonas de pradera se abonan con los restos de la siega de las mismas, y las tareas de poda sólo se realizan para actuar contra el envejecimiento o enfermedad de los casi 9.000 ejemplares de un centenar de especies que hay en el recinto, y para despejar las vías de tránsito de los usuarios del parque. También se cuida el riego, que está destinado casi en exclusiva a las praderas, en tanto que las zonas arbóreas se mantienen con aporte natural de agua de lluvia y del subsuelo.

A las especies animales también van destinadas actuaciones como la dotación de bebederos para garantizarles el agua en los períodos de sequía, la construcción de refugios para reptiles, conejos y perdices, o la colocación de 30 cajas de biodiversidad, que dan cobijo a las aves insectívoras y los murciélagos, los cuales ayudan por su parte de forma natural al control de plagas.

El parque cuida también los procesos de gestión de residuos peligrosos, servicio que presta actualmente la Mancomunidad de Municipios; controla la gestión sostenible de otros residuos, como los orgánicos, el papel, el plástico o las luminarias; y aplica medidas para optimizar los consumos energéticos, como la instalación de led para conseguir el máximo ahorro posible durante las horas nocturnas. El cambio de las luminarias que alumbran el recinto, que se está acometiendo progresivamente, supondrá un ahorro del 60% en los consumos, incrementando la iluminación.

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