La ribera derecha del río Guadalquivir, en la zona norte del Monasterio de la Cartuja de Santa Maria de las Cuevas, estuvo durante mucho tiempo poblada de álamos, plantados por los monjes, que sirvieron de defensa ante las continuas avenidas y desbordamientos del río. Este lugar en el que se llegó a formar una larga alameda que invitaba al paseo, se viene llamando el Alamillo desde hace más de cinco siglos.
Este nombre, aparece reflejado en algunas obras de nuestra literatura clásica, en la historia de Sevilla y en textos de viajeros de diferente épocas. Con ellos se puede reconstruir la imagen de este lugar.
Fue lugar famoso en el siglo XVI, en él existían tiendas y chozas donde se servía buen pescado frito, y se reunían gentes del hampa, matones, y rufianes.
Cervantes que vivió un periodo de su vida en Sevilla hace alusión al Alamillo como un lugar picaresco:
“La Salmerona y la Pava,
la Mendoza, y la Librija,
que es cada cual por si brava,
gananciosa y buena hija,
te suplican que esta tarde,
allá cuando el sol no arda,
y hare el rayo sencillo,
en el famoso Alamillo
hagas de tu vida alarde”.
Lope de Vega dijo:
Adíos Sevilla, soberbio...
Pan de Gandul de mi vida,
Rosas de Utrera del cielo,
Alcaparrón como el puño,
Aceitunas como el cuerpo,
Sábalos del Alamillo.....
En la visita que realiza a Sevilla el Rey Felipe IV, el cronista oficial escribe”... Lunes, 4: El Rey fue al río y se embarcó en una falúa a las Cuevas, y de allí... en la falúa a ver el Alamillo”.
En el Diablo Cojuelo de Vélez de Guevara; se señala “Allí es el Alamillo, donde se pescan los sábalos, albures y sollos, y más abajo cae el Algaba (..)”.
Este espacio ha sido, sin duda, un lugar singular en la historia de Sevilla.
Esta ubicado entre los términos municipales de Sevilla y Santiponce, sobre la antigua finca agrícola denominada “El Alamillo”, rodeado de lugares claves como los monasterios de La Cartuja, San Jerónimo, y San Isidoro del Campo, El Río Guadalquivir o el cortijo de Gambogaz.
Ha sido finca agrícola y transformada con motivo de la Exposición Universal de Sevilla en 1992.
Santiago de Calatrava realizó una espectacular entrada al diseñar y construir el puente del Alamillo, con forma de vela latina.
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