Árbol o arbusto caducifolio de unos 8 m de altura, copa en ejemplares viejos muy ancha y extendida, también puede ser baja y abombada y totalmente irregular. Las Ramas salen de un tronco rugoso, retorcido o inclinado, y a escasa altura del suelo, suelen ser macizas, retorcidas o dobladas. Corteza lisa, color gris plomo o gris claro, surcada por un entramado de líneas oscuras y de poca visibilidad. Las ramillas jóvenes verdosas y tomentosas, mantienen durante cierto tiempo la cicatriz de sus hojas caedizas. Procede de Asia Menor.. Es notablemente aromático.
Hojas muy grandes, de forma variable, fuertes y rígidas, coriáceas y palmeo-lobuladas con 3-5 lóbulos de distintos tamaños, grandes, redondeados y romos en todo caso con dientes poco visibles, color verde oscuro, en su superficie tiene pelos rígidos que la hacen áspera al tacto y sin brillo, mas clara por el envés, pecíolo grueso.
Flores muy pequeñas quedan encerradas en un receptáculo carnoso de forma de pera globular, con un orificio en el extremo que permite la entrada de insectos polinizadores. Las flores más cercanas al poro son masculinas; el resto son femeninas. Este receptáculo es el higo (sicono)
Época de floración: Marzo - Julio
El fruto, el higo, puede desarrollarse también sin haber sido polinizado. Los higos maduran en verano, pasando del color verde al violeta o negro. Realmente los verdaderos frutos son los huesecillos que están en el interior
Hábitat: Ya en la antigüedad se encontraban higueras en toda la región mediterránea, donde crece de forma espontánea. Soporta bien el clima cálido, pero prefiere que sus suelos estén bien regados, no importándole tanto la composición, crece incluso en grietas de las rocas incluso en muros de construcciones. Brota de cepa y raíz, podemos reproducirla por esqueje o división de los retoños. Suele aparecer acompañada de acebuches, cornicabras, algarrobos y otras especies.
Por su flor y la formación del fruto se considera un árbol muy interesante, La polinización en la higuera silvestre se efectúa a través de una pequeña avispa,. En ocasiones las higueras cultivadas necesitan este polinizador. La forma de acercarlo es colocando en la higuera cultivada el reclamo de una rama de la higuera silvestre. a este acto se le llama “cabrahigar la higuera” Así en plantaciones de higueras se deben procurar ejemplares de higueras silvestres, para lograr que estos insectos polinizadores actúen. En los años 70 se enviaron higueras silvestres con sus pequeñas avispas de Argelia a California, para asegurar la producción de higos. Existen infinidad de variedades.
En años favorables algunas higueras producen una segunda floración que queda en el árbol durante el invierno y maduran a la primavera siguiente, sin haber sido polinizados, estos son los que llamamos “brevas”. Aparecen antes que los higos. Antiguamente los vendedores callejeros canturreaban “Al higo, al higo, que la breva ya se ha ido”.
Sus frutos se consumen frescos o secos. Muy eficaces cocidos con leche o vino para suavizar la mucosidad, facilitando además su expectoración. Su gran aporte calórico ayuda al rápido restablecimiento de las enfermedades broncopulmonares y sus mucílagos suavizan todas las mucosidades. Eficaz también en laringitis, faringitis, estreñimiento e irritaciones gástricas. Puede usarse externamente su látex contra las verrugas, para ablandar la carne y para calmar la picadura de los insectos.
Las hojas tiñen de negro los cabellos, aunque hay que aplicarlas con moderación.
No tiene grado de toxicidad alguno.
El nombre “Ficus” ya era usado por los romanos y el genérico de “Carica” se debe a su ciudad de origen, zona de Asia Menor y famosa por los cultivos de higueras.
Árbol muy antiguo, ya es citado en la Biblia.
Su madera es de baja calidad ya que se pudre con facilidad.
Muy abundante en el Aljarafe en la época árabe, en compañía con los olivos.
Su historia y expansión geográfica es parecida a la del olivo.
La higuera junto con el olivo y la vid, simbolizan la abundancia y la expansión. En las tradiciones indo-mediterráneas y africanas se asocia a los ritos de fecundación de la tierra, siendo el latex el semen o jugo vital.
La leyenda de la creación de Roma, dice que Rómulo y Rémulo nacen debajo de una higuera. También se cuenta que Catón para convencer al Senado a iniciar la 3ª Guerra Púnica, repartió entre los senadores riquísimos higos de Cartago, cogidos tan sólo tres días antes, para demostrar que si los higos que eran perecederos llegaban en buenas condiciones, también podía hacerlo el ejercito cartaginés.
En algunas islas de Nueva Guinea consideran la higuera sagrada como la vía que utiliza el sol para fecundar la tierra fértil, para facilitar el descenso solar, colocan debajo de este árbol una escalera de siete peldaños y le ofrecen al árbol todo tipo de alimentos, cerdos, arroz, bebidas, etc.
Es poseedora de una energía enigmática pero en expansión, es el árbol capaz de sobrevivir en cualquier circunstancia
. Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
Poemas de Juana de Ibarbourou
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
Poemas de Juana de Ibarbourou
No hay comentarios:
Publicar un comentario